¿Cómo han cambiando los hábitos de consumo de alimentos y de la relación con la cocina en los hogares durante el confinamiento?
- El 56% de los encuestados ha subrayado que ahora “pasa más tiempo cocinando”
- El estudio corrobora que los consumidores que han reconocido sentirse más bajos de ánimo -27 % de los encuestados-, han comido más, y peor, aumentando por ejemplo el consumo de alimentos ultraprocesados
- Los encuestados apuntan que tienen la intención de mantener el deporte, cocinar más y seguir hábitos saludables
- El estudio ha sido publicado en la revista “International Journal of Gastronomy and Food Science”
El confinamiento, el estrés y la incertidumbre derivados del Covid-19 han cambiado la relación con la comida y la cocina en muchas personas, para tener una relación más estrecha. Este cambio parece que podría perdurar en el tiempo con un mayor cuidado de la salud y la alimentación. Esta es una de las conclusiones que se desprende un estudio elaborado por BCC Innovation, el Centro Tecnológico en Gastronomía de Basque Culinary Center. Los resultados del estudio, realizado por tres investigadoras del BCC Innovation a través de encuestas entre 600 consumidores de toda España, han sido publicados en la revista “International Journal of Gastronomy and Food Science”.
El confinamiento consecuencia del COVID-19 ha cambiado la forma en la que nos relacionamos, no sólo con otras personas, sino también en lo que respecta a nuestra relación con la comida y la cocina, principalmente durante el tiempo en los que sólo se podían desarrollar actividades esenciales. Las imágenes de los supermercados arrasados y con largas colas se repitieron durante las primeras semanas, con un notable aumento en la compra de algunos productos. Harina, snacks, y otros alimentos relacionados con la cocina y la pastelería desaparecieron de las estanterías, comprobándose en las estadísticas que el consumo fue significativamente mayor que durante las mismas semanas del año anterior.
Con el objetivo de identificar nuevos patrones de consumo o de relación con los alimentos en este nuevo contexto, BCC Innovation, cuya misión es investigar y generar conocimiento aplicado sobre gastronomía y experiencia culinaria, puso en marcha este estudio que ahora ha sido publicado. A través de diferentes cuestionarios on-line se ha explorado la propia percepción de las personas confinadas sobre su alimentación: elecciones de alimentos, hábitos de cocinado, importancia de los momentos asociados a las comidas, etc. Así se ha podido discernir entre actitudes simplemente vinculadas con el almacenamiento de alimentos y otras de consumo real en una situación hasta el momento desconocida.
Los resultados
Estas son las conclusiones más significativas del estudio con respecto al tipo de estilo alimentario y hábitos en la cocina. En lo que respecta a los grandes bloques de alimentos, el estudio no refleja grandes variaciones. De hecho, más del 50% de los encuestados han respondido que el consumo de los grandes grupos de alimentos ha sido similar al del periodo en que no estaban confinados. En relación a ello, el 30% ha declarado consumir menos pescado y un 50% ha aumentado el consumo de productos dulces. Además, de los 600 consumidores que han participado en el estudio, el 56% ha declarado que pasa “más tiempo cocinando”.
El estudio ha puesto de manifiesto datos significativos sobre el tipo de consumidor/comedor más habitual entre la población, identificando tres grandes tipos en función de su estilo alimentario. Esta segmentación ha permitido distinguir tres grupos de personas: comedor emocional, comedor restrictivo y comedor externo. El consumidor español es sobre todo (un 67%) «comedor externo o social», caracterizado por escoger los alimentos en función de sus propiedades intrínsecas y extrínsecas, y no en función de su estado de ánimo (como serían los comedores emocionales) o de su estado físico (comedores restrictivos).
Estudios previos al que ha realizado BCC Innovation ya sostienen que los consumidores españoles priorizan las relaciones sociales a la hora de comer, y que la comida representa un elemento importante al tiempo que una excusa para las interacciones personales, por lo que era de esperar que la mayoría de los encuestados del estudio –ese 67%- pertenezcan a la categoría de “comedor externo”. Sin embargo, aunque la mayoría de los consumidores eran externos, se ha identificado un grupo de consumidores más emocional que otro, y cuyos patrones de comportamiento podrían verse afectados en la situación de estrés que el confinamiento ha podido conllevar.
Además de la clasificación en función del estilo alimentario, se han identificado tres grupos de consumidores diferentes en función de sus hábitos alimentarios y de cocina durante el confinamiento. Un primer grupo, que se caracteriza por tener una vinculación baja con la cocina y con la comida en general. Los otros dos grupos de personas, el grupo dos y el grupo tres sí que han mostrado una vinculación importante con la comida y el acto de cocinar, y se han diferenciado entre sí por sus hábitos saludables. Mientras el grupo dos escogía los alimentos en función de lo saludables que eran, compraba en comercio local, y hacía la compra una vez a la semana, el grupo tres se ha caracterizado por sus hábitos menos saludables, puntuando alto los conceptos relacionados con el aumento en el consumo de snacks y alimentos ultraprocesados, y comer más cantidad y con más frecuencia que en periodo pre-confinamiento. Probablemente, estos consumidores sean los más “emocionales” ya que han puntuado significativamente respuestas como “Últimamente mi estado de ánimo es más bajo de lo habitual, y esto afecta a la forma en la que como”.
De hecho, el estado de ánimo bajo causado por la situación confinamiento, ha derivado en elecciones de alimentación menos saludables. Los consumidores que han reconocido sentirse más bajos de ánimo, concretamente un 27 % de los encuestados-, comieron más, y peor, aumentando por ejemplo el consumo de alimentos ultraprocesados.
El interés que muchos de los consumidores han mostrado en la cocina, el hecho de que la mayoría de los encuestados declaren que “pasaban más tiempo cocinando”, proporciona herramientas y conocimiento para disfrutar de la alimentación sin comprometer su salud. Según el estudio, tras el periodo de confinamiento, “un alto % de los consumidores consultados han declarado tener la intención de cocinar más (23%), hacer más deporte (23%), y en general seguir hábitos saludables (16%)”.
Tal y como explican la investigadoras autoras del estudio Elena Romeo-Arroyo, María Mora y Laura Vázquez-Araújo, estos resultados representan un ejemplo del comportamiento del consumidor español en situaciones de desconcierto/inquietud y pueden ser útiles para el desarrollo de estrategias y/o servicios personalizados para los distintos segmentos de consumidores identificados, “buscando la mejor manera de promover hábitos saludables y vinculados a una alimentación adecuada a sus necesidades”.